| Lectura recomendada (CODOS EN LOS MUSLOS) |

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Marzo 2023.


A Ana.

  Vigilo la nada expectante. Un par de seres alados surcan la tierra de la que brotarán toda clase de flores resplandecientes. Se abren paso entre los calurosos e impredecibles días de marzo para extender su vuelo hacia el sitio que las entreabiertas cortinas del horizonte permiten presenciar. La sumatoria de horas con la mirada fija en tinta sobre papel sitúan a un servidor, licenciado con postgrado en la cada vez más concurrida carrera de contemplar con detenimiento la nada absoluta, en un estado de extravío temporal que ya desde hace tiempo resulta por demás difícil de disimular. Pasé gran parte de la mañana haciendo ejercicios de mecanografía con un teclado imaginario. Luego, horas más tarde, comencé a redactar la presente misiva con el mismo instrumento de escritura invisible, permitiendo a las fuerzas ocultas apoderarse de mis dedos y subconsciente para direccionar las oraciones a puerto tangible. Entre el vasto número de ejercicios para conseguir el anhelado numen literario, acudo con frecuencia al mismo: cerrar con fuerza los ojos para permitir a una especie de energía cósmica hacer lo suyo. Por supuesto, no es que me jacte de que a medida que los textos pasan encuentro menor complejidad al momento de redactar; nada más alejado de la realidad. Con las caídas y recaídas, cada palabra que pensaba conocer ha cambiado radicalmente su significado. Lo que quiero decir es que comunicarme contigo ha sido desde siempre, desde aquella primera franca interacción, escuchando en sincronía el poderoso “Dark side of the moon”, un asunto que parece fluir con ceremoniosa naturalidad. Por cierto, ya que se ha hecho alusión a tan majestuoso e irrepetible álbum musical, y precisamente en el mes en el que se lleva a cabo la celebración universal del cincuenta aniversario de su lanzamiento, encuentro propicio compartirte información que ahora mismo, instante en el que mis dedos continúan en fricción con el teclado, me genera por demás un estado de absoluto descontento. Y es que uno de sus integrantes, presuntamente dueño de una visión excepcional del arte y declarado a voces como el mayor de los antisistema contemporáneos, tras haber rebasado en múltiples ocasiones las siete cifras en sus cuentas bancarias y paraísos fiscales debido al éxito mundial de la banda que hasta el último instante arropó sus ya no tan notables ideas, ha tomado la discutible decisión de re-grabar todo el álbum Dark Side of the Moon, argumentando ser el creador intelectual del concepto e intentando dejar mal parados al resto de sus virtuosos y no tan ávidos de atención compañeros de banda. Lo que pienso es que ya viene siendo momento de que haga uso del reservado criterio que le resta y de los múltiples recursos con los que desde siempre ha contado y despida a su actual terapeuta; tome el primer vuelo con destino a Honolulu para intentar pasarla de lo mejor y goce así de una extraordinaria jubilación a orillas de las reconfortantes playas de la cadena de islas con las que cuenta los creadores de todas sus paradojas y pesadillas, los Estados Unidos de Norteamérica.

   Abrí el baúl de las memorias digitales y para mi sorpresa encontré la primera nota que te escribí fechada en febrero del dos mil doce. En el jeroglífico en mención se leen cosas verdaderamente irracionales, pero ya me supongo que así he sido desde mi nacimiento. Aquella correspondencia cierra de la siguiente forma:

      Estoy. O al menos eso creo. Eso cree la gente que gusta de creer. Pero en realidad, qué tan tangible y real puede ser eso de estar. Me gustaría hablar un poco de lo que eres , de lo que soy, de lo que somos, pero siendo eso una idea demasiado subjetiva, me limito a escribir solo un par de piezas de mi rompecerebros, ya muy alejado del interés de insertar algo en los demás, eso se lo dejo a los soberbios, hambrientos de reconocimiento, por ahora me tengo a mi, con todo y esas evidentes deficiencias que he adquirido casi orgullosamente. 
2/2012


   La verdad es que ya sabes cómo es esto, vivimos en constante transformación, experimentamos inevitables cambios físicos y emocionales. Para fortuna del que ha logrado compartir un fragmento de la vida a tu lado, siempre consigues contagiar tu inalterable alegría en cada una de tus facetas. Cuando se está contigo resulta sencillo naufragar entre los grandes cuestionamientos de la existencia humana. Ya sabes, tampoco es que exista un verdadero e irreversible debacle entre los pensamientos y la vida práctica cotidiana, pero hemos asumido de vital importancia interpretar el mundo de diversas formas. Lo cierto es que tardaría una eternidad en plasmar cada una de las lecciones que hemos compartido en el trayecto, pese a ello, y con la frente más bien en alto, acudo al recurso y acomodo de las letras para intentar reflejar en unas cuantas líneas el inconmensurable aprecio y admiración que he cosechado a lo largo de estos años hacia tu existencia sobre la Tierra; hacia tu vida cercana a la mía. Gracias por tu presencia en cualquiera de sus formatos en los instantes de imprescindible soledad. Por ser incondicional en cada tropiezo. Por el brillo de tu energía y la eterna complicidad.

   Ayer por la tarde, o en la mañana pudo haber sido, lo mismo da, realicé lectura de una serie de haikus que recibí por parte de Don Francisco y que sobresaltaron considerablemente mis emociones por el simple hecho de ser pensamientos puramente abstractos. Pensaría que fue así ya que juraría, sin ninguna especie de trampas en los dedos, que rozaron alguna parte de lo solemos llamar ordinariamente “el Ser”, pero pudo haber sido cualquier cosa.

鳥類
En el aura mar,
centaura surca las olas,
balsa busca puerto.

 
   Algo grandioso debe existir en la “A”. La letra encabeza el abecedario en griego y latín. Tú, por ejemplo, encabezas la lista de seres que con su presencia construyen y otorgan paz. Arquitecta de lo infinito, la “A” de principio a fin. Surcas la tierra de la que brotan las flores. Iluminas balsas contracorriente. Que tu luz sea perpetua. Si todo marcha bien, conseguiremos dominar el pánico de aprender a soltar aquello que nos impide crecer. Que transcurran los años y los libros, y que en el listado de tus prioridades, continúes ocupando tú el primer sitio. El gran viaje es hacia adentro. En esta y las vidas que resten, te quiero. ¡Feliz cumpleaños!


Autorretrato: Ana Bretón.



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